Señor,
mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Alabemos a la Santísima Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas y un solo Dios. Corazones unidos abrazados por la oración.
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