Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
A Ti celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
te ofrezco en este día,
alma vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes,
Madre mía.
Amén.
Alabemos a la Santísima Trinidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas y un solo Dios. Corazones unidos abrazados por la oración.
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