Acordaos,
oh castísimo esposo de la Virgen María
y amable protector mío San José,
que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección
e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado.
Lleno, pues, de confianza en vuestro poder,
ya que ejercisteis con Jesús el cargo de padre,
vengo a vuestra presencia
y me encomiendo a Vos con todo fervor.
No desechéis mis súplicas,
antes bien acogedlas propicio
y dignaos acceder a ellas piadosamente.
Amén.
-Oración de San Alfonso María de Ligorio-
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